Pero también somos cambiantes,
contradictorios y difíciles. Somos ese género capaz de levantarse con una
sonrisa pero un café extremadamente caliente, un atasco o una discusión en el
trabajo son simples hechos que nos cambian el día, el humor y la sonrisa en un
ceño fruncido. Somos expertos en afirmar con total rotundidad que no nos
volveremos a enamorar pero todo ese tiempo firmes en nuestros pensamientos se
viene abajo con una simple mirada.
Es entonces cuando nos encontramos a nosotros
mismos en una encrucijada, ¿quiénes somos? Nos planteamos sí éramos nosotros
los mismos que afirmaban y reafirmaban que no volvería a haber nadie más pero
de la noche a la mañana te sorprendes compartiendo armario o sí quizá alguien
se coló en nuestro cuerpo e hizo todas aquellas locuras. Aunque después de un
tiempo no te reconozcas, eras aquel y el que hoy mismo está sentado sonriendo
recordando todo aquello. Porque efectivamente, somos ese diamante en bruto que
a veces se sorprende de lo que es capaz de hacer porque cuando sucede cada cara
se pule aún más y le otorga un brillo especial.
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