20 marzo, 2012

UNA VISTA ATRÁS

Esta noche soñé que volvía a ser niña, que volvía a estar en el mismo parque donde pasé las tardes enteras tirándome por el tobogán, donde suplicaba cinco minutos más de juego. Pero cuando sonó el despertador y entre dientes decidí levantarme, ví que en unos minutos había dado el mayor estirón que un niño puede dar.

De repente me encontré con 15 años más, con unos cuantos centímetros por encima y con bastantes más problemas que entonces. Fue ahí cuando supe que todo había sido un sueño, una simple vista atrás a un ritmo frenético. Pero a pesar de que volver a la infancia, a que el mayor de tus problemas fuera no salirte en los dibujos del colegio o recortar bien la tarjeta para el día del Padre, supe que no volvería a entonces.

Muchas veces decimos eso de “ojalá volviese a ser niño” para no tener tantos problemas y dolores de cabeza, pero cuando esta mañana me desperté y vi que todo había sido un sueño no tuve nostalgia por volver atrás para cambiar ciertas cosas. Ni siquiera retrocedería para evitar malos momentos, ni para saber cuándo tengo que saltar y sortear tantas zancadillas que por el camino encontré. Porque todo aquello que va arrasando tu inocencia a lo largo de tu vida es lo que te acaba llevando al lugar donde quieras estar, solo dependerá de la fortaleza que estés dispuesto a adquirir a cambio de caerte cada dos por tres por no caminar mirando al suelo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario