De repente me encontré con 15
años más, con unos cuantos centímetros por encima y con bastantes más problemas
que entonces. Fue ahí cuando supe que todo había sido un sueño, una simple
vista atrás a un ritmo frenético. Pero a pesar de que volver a la infancia, a
que el mayor de tus problemas fuera no salirte en los dibujos del colegio o
recortar bien la tarjeta para el día del Padre, supe que no volvería a
entonces.
Muchas veces decimos eso de “ojalá
volviese a ser niño” para no tener tantos problemas y dolores de cabeza, pero
cuando esta mañana me desperté y vi que todo había sido un sueño no tuve
nostalgia por volver atrás para cambiar ciertas cosas. Ni siquiera retrocedería
para evitar malos momentos, ni para saber cuándo tengo que saltar y sortear tantas
zancadillas que por el camino encontré. Porque todo aquello que va arrasando tu
inocencia a lo largo de tu vida es lo que te acaba llevando al lugar donde
quieras estar, solo dependerá de la fortaleza que estés dispuesto a adquirir a
cambio de caerte cada dos por tres por no caminar mirando al suelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario