La conciencia es la única
culpable de que, en ocasiones, concilies el sueño más tarde o que ni siquiera
lo llegues a conciliar y te mantenga en vilo hasta el alba… Y a la mañana
siguiente, solo tú serás quien decida si
está dispuesto a pasar más noches en vela o si, por el contrario, esa ha sido
la última noche que la conciencia a solas con tu almohada te reprocha acciones
erróneas.
Por eso, hay quienes se pasan la
vida medicándose pastillas contra el insomnio en su intento por anestesiar esa
eterna voz interior y quienes cuentan con los dedos de una mano las noches en
que no consiguieron cerrar los ojos y descansar.
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