12 septiembre, 2013

LA LLEGADA

Y llegó como uno más, como siempre lo hizo, lo volvió a hacer. Al mismo tiempo que antes anochecía mientras el dorado de la piel se perdía y las sandalias dejaban paso a los botines, con las primeras lluvias y los cielos grises, llegó. 

Pero esta vez no era igual. Aunque su llegada se asemejaba mucho a las anteriores, los nervios no aparecieron en los primeros días ni tan siquiera esos sentimientos contradictorios que enfrentan la nostalgia de lo que queda atrás y la ilusión de lo que viene. 


A pesar de que el despertador de la habitación de al lado recuperó la constante y volvía a sonar como siempre lo hacía por estas fechas, lo cierto es que el mío, esta vez, no lo hacía. Y esa era una de las novedosas y raras consecuencias de esta temida llegada. 

Llegó él como siempre lo hace, pero esta vez llegó distinto, simplemente diferente y su equipaje algo misterioso que habría que descubrir poco a poco con el otoño. Llegó él, Septiembre.

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